Ya había dejado pasar una oportunidad hace apenas unos días atrás y sabía que ganar como vital era importante para poder recuperarse. Y pese a que enfrente tenía a un rival que es protagonista en el certamen como el Sportivo italiano y dejando de lado los movimientos institucionales que le tocó vivir en las últimas horas, Argentino de Quilmes logró hacer la diferencia en su mejor momento en el partido para ganar un partido muy cerrado y con pocas oportunidades.
Más allá que las intenciones fueron las mismas desde un principio, Monzón y sus dirigidos tenían en claro que este miércoles tenían por delante un equipo más complicado y que requería ciertos cuidados. Y en medio de las carencias de ambos para acertar en el manejo de la pelota, principalmente en los últimos metros de la cancha, se dio un juego muy físico, peleado, equilibrado y casi sin remates a los arcos.
Es más, el único envío de los primeros cuarenta y cinco iniciales llegó en la jugada final, con un buen recupero en la mitad de la cancha, el pase de Brian Duarte que le quedó alto a Marclay, que terminó levantando su remate.
Lo valorable de Argentino fue que, en medio de un juego que se encaminaba tranquilo a la igualdad, fue el primero de los dos que se animo a cambiar. Con los ingresos del pibe Enzo Zarate y Matías Martínez, encontró despliegue, alguna opción más de juego, soltó a Duarte y fue el propio Chapa quien, a los 23 minutos, definió de forma acertada ante el achique del arquero Griffo para sacar la diferencia.
A partir de ahí, el Mate apostó a no descuidar lo que tenía, ante un Azurro que fue para delante con mucha voluntad y pocas ideas. A pesar de eso, los últimos minutos fueron a puro centro en el área local, con un Argentino atrincherado que resistió casi sin tener que sufrir dolores de cabeza mayores.
Tres puntazos por el momento, por la forma en que se impuso ante un candidato y porque su nombre vuelve a aparecer en la conversación del lote de arriba. No es poco, en medio de una temporada con demasiados problemas propios y externos.
Deportes en Quilmes
Más allá que las intenciones fueron las mismas desde un principio, Monzón y sus dirigidos tenían en claro que este miércoles tenían por delante un equipo más complicado y que requería ciertos cuidados. Y en medio de las carencias de ambos para acertar en el manejo de la pelota, principalmente en los últimos metros de la cancha, se dio un juego muy físico, peleado, equilibrado y casi sin remates a los arcos.
Es más, el único envío de los primeros cuarenta y cinco iniciales llegó en la jugada final, con un buen recupero en la mitad de la cancha, el pase de Brian Duarte que le quedó alto a Marclay, que terminó levantando su remate.
Lo valorable de Argentino fue que, en medio de un juego que se encaminaba tranquilo a la igualdad, fue el primero de los dos que se animo a cambiar. Con los ingresos del pibe Enzo Zarate y Matías Martínez, encontró despliegue, alguna opción más de juego, soltó a Duarte y fue el propio Chapa quien, a los 23 minutos, definió de forma acertada ante el achique del arquero Griffo para sacar la diferencia.
A partir de ahí, el Mate apostó a no descuidar lo que tenía, ante un Azurro que fue para delante con mucha voluntad y pocas ideas. A pesar de eso, los últimos minutos fueron a puro centro en el área local, con un Argentino atrincherado que resistió casi sin tener que sufrir dolores de cabeza mayores.
Tres puntazos por el momento, por la forma en que se impuso ante un candidato y porque su nombre vuelve a aparecer en la conversación del lote de arriba. No es poco, en medio de una temporada con demasiados problemas propios y externos.
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