El Porvenir recibió en el Estadio “Gildo Francisco Ghersinich” de Gerli Oeste la visita del Club Sportivo Barracas, que venía como último en la tabla, con el flojísimo arbitraje del señor Juan Ledo.
Tras un primer tiempo de esos que catalogarlo de mala es exaltarlo, se vio a un “arrabalero” que sólo buscaba ese “puntito” para seguir sumando, mientras que por el lado del local se tenía la posesión del balón pero no había ideas para vulnerar el seguro fondo visitante.
Lo único destacable fue un penal no cobrado a Iván Zafarana, con rotura de camiseta incluida, la que incluso tuvo que cambiarla para seguir jugando.
En los primeros 15’ del complemento se vio lo mejor de los “blanquinegros”, con tres llegadas claras ante un Sportivo Barracas que no arriesgaba nada, siendo así que el partido volvió a hacerse monótono.
Pero cuando sólo faltaban cinco minutos todos pensaban que el empate en blanco “estaba firmado”… pero no fue así… dado que ante una desinteligencia del fondo local a los 43’ llegaría la apertura para el conjunto porteño, por intermedio de Juan Pablo Rial, mientras que en tiempo de descuento, exactamente a los 48’ vendría el segundo por intermedio del “Tano” Salomone que clavó un bombazo que no gritó.
Se venía de tres victorias seguidas, se estaban dejando atrás los promedios y se empezaba a soñar con el Reducido, máxime que recibíamos al último en casa… pero el fútbol es así y en cinco días los jugadores pueden pasar de héroes a villanos.
El Porvenir
Tras un primer tiempo de esos que catalogarlo de mala es exaltarlo, se vio a un “arrabalero” que sólo buscaba ese “puntito” para seguir sumando, mientras que por el lado del local se tenía la posesión del balón pero no había ideas para vulnerar el seguro fondo visitante.
Lo único destacable fue un penal no cobrado a Iván Zafarana, con rotura de camiseta incluida, la que incluso tuvo que cambiarla para seguir jugando.
En los primeros 15’ del complemento se vio lo mejor de los “blanquinegros”, con tres llegadas claras ante un Sportivo Barracas que no arriesgaba nada, siendo así que el partido volvió a hacerse monótono.
Pero cuando sólo faltaban cinco minutos todos pensaban que el empate en blanco “estaba firmado”… pero no fue así… dado que ante una desinteligencia del fondo local a los 43’ llegaría la apertura para el conjunto porteño, por intermedio de Juan Pablo Rial, mientras que en tiempo de descuento, exactamente a los 48’ vendría el segundo por intermedio del “Tano” Salomone que clavó un bombazo que no gritó.
Se venía de tres victorias seguidas, se estaban dejando atrás los promedios y se empezaba a soñar con el Reducido, máxime que recibíamos al último en casa… pero el fútbol es así y en cinco días los jugadores pueden pasar de héroes a villanos.
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