Clásico empatado

Racing trasladó la habitual ilusión de la primera fecha al Nuevo Gasómetro pero no pudo resolver a su favor un partido parejo y terminó igualando 1 a 1 con San Lorenzo en el clásico de la jornada. Con chances en ambos lados, con desaciertos en múltiples rincones del terreno, el resultado acabó siendo una clara consecuencia de lo que se vio sobre el césped.



En una cita con escaso vuelo colectivo, son los destellos de talento los que permiten sacar ventaja. Y eso mismo fue lo que ocurrió en el arranque del clásico. Nada –o casi nada- había sucedido cuando el conjunto de Diego Cocca rompió el cero. Iban 12 minutos cuando el Pulpo González lanzó un pase profundo del centro hacia la derecha para la entrada de Augusto Solari. El mediocampista, a la carrera, controló a la perfección y metió un centro bajo para que Licha López, a la espalda de todos, sacudiera la red con un zurdazo. A partir de ahí, la visita eligió recostarse en su campo para tratar de lastimar con espacios. La iniciativa, por lo tanto, le perteneció al dueño de casa, que empujó por un lado y por el otro, con más entusiasmo que lucidez, en busca del empate. Dos remates de Franco Mussis fueron lo más peligroso que se vio hasta el descanso en los alrededores del arco de Juan Musso.

San Lorenzo arrancó con todo el complemento y no tardó en encontrar la igualdad. Seis minutos indicaba el reloj. Ezequiel Cerutti aguardó por el rebote en el borde del área y, a la salida de un córner, se topó con la posibilidad. El disparo, potente y bajo, se coló contra el ángulo inferior izquierdo del arquero. Cocca optó por variar y Santiago Rosales reemplazó a Maximiliano Cuadra. Sin embargo, el tanto y el cambio no bastaron para modificar la escena porque la Academia siguió eligiendo ceder la pelota y el campo. Matías Zaracho ingresó Solari en busca de mayor volumen de juego y Sergio Vittor ocupó el lugar de Miguel Barbieri –afuera con una molestia física-.



El último cuarto de hora se resolvió a pura intensidad. Entre errores y agotamientos, los dos apostaron a sacar de la galera el golpe de gracia que los habilitara abrazarse con el triunfo. El mediocampo se transformó en una zona de pura transición y los arcos, a diferencia de lo que había pasado en el resto del encuentro, quedaron más cerca. Zaracho pudo haber convertido tras una buena combinación colectiva pero Nicolás Navarro le adivinó la intención. Y Musso, ya en el descuento, le ahogó el grito al anfitrión. Al final de cuentas, el reparto de puntos terminó pareciendo lo más justo.

Prensa Racing

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