Parió una Permanencia

Temperley se quedó en Primera. Por que la luchó, por qué dejó la vida, por que no hizo tiempo ni la reventó a cualquier lado, por que tuvo huevos, por que tuvo corazón, por que tuvo identidad, amor propio y sobre todo, por que Temperley, Temperley es enorme.

Por que el Gasolero logra enamorar con su mística a jugadores como Guevgeozián, como Ozuna, como Zárate que terminan dejando la vida en la cancha como un hincha más.

Por que en el arco tuvo un león escondido como Leo De Bórtoli, un hijo de tigre como Escobar, un corazón gigante como Chimino, un líder carismático como Aguirre, un kamikaze como Bojanich, unos estudiantes aplicados como Mancinelli y Peralta. un duende de Rezza como Di Lorenzo, un inagotable Figueroa, un prodigioso Cólzera y un pulmotor como Sánchez. Sin dejar afuera a Ibañez, Romero, Bogino, Miloc, Vázquez y el resto de los muchachos.

Fueron once meses de lucha, de sacrificio, de decepciones, de alegrías y de mucho, mucho sufrimiento. El Celeste no anduvo bien ni con Delfino ni con Mayor, no tenía gol y había perdido el orden defensivo que lo había caracterizado en temporadas anteriores. Pero llegó él, Gustavo Álvarez, que en silencio se graduó de DT de Primera y convenció a propios y extraños que su método era el camino.

Se perdieron partidos claves. Rafaela, Sarmiento y Quilmes se le rieron en la cara. Pero el Cele terminó riendo último, riendo mejor. Le amargó la vida a San Lorenzo, a Racing, a Colón y a Talleres, triunfos que hoy resuenan mucho más con todas las cartas echadas.

Con Vélez fue otro parto más, luego de un primer tiempo dónde el equipo jugó en campo rival pero despilfarró sus oportunidades, en el complemento padeció cada remate de Delgadillo, cada aparición de Cufré.

Pero Temperley es enorme, y supo aguantar el partido. No cayó en el antifútbol de protestar o hacer tiempo. Buscó siempre salir con pelota a pie, como lo hizo el Tonga Aguirre en cada quite. Como lo hizo en toda su historia, aún cuando el 2016 cerraba un semestre malo y ya lo daban por muerto: "Te vas Gasolero", "se e acabó la mentira", decían... pobres.

¿Como no iba a resurgir este equipo?, si este equipo ascendió al Nacional con un gol en el último minuto, si este equipo supo llegar a Primera en seis meses, si este equipo se levantó de una quiebra de dos años cuando nadie le dio una mano -ni políticos, ni padrinos-, solo, con sus hinchas salió adelante ¿Como no iba a revertir ese mal momento y quedarse en Primera, si es enorme?


Después de su partido tuvo que sufrir media hora más esperando el final en Mar del Plata por el corte de luz. La derrota de Aldosivi frente a Olimpo y el empate que el Gasolero consiguió con sudor ante Vélez le permite disputar su cuarto campeonato en la máxima categoría. Merecido, merecidísimo.

Fue un parto, otro más para mantenerse entre los mejores del fútbol argentino. Pero ya nació, si otra vez, nació un Temperley de Primera... y es enorme.

Texto. El Show del Sur
Fotos: Prensa Temperley

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