RACING

Por la cuarta fecha del Grupo 8, Racing supo aprovechar su momento y derrotó por 2 a 0 a Sporting Cristal en el Estadio Nacional de Lima. Diego Milito, desde los doce pasos, y Ezequiel Videla, a poco del cierre, convirtieron los goles.
La vuelta de Diego Milito a las canchas se dio en el instante exacto, en la cita necesaria, justo cuando Racing más lo pedía. En la noche del martes, con el capitán repuesto de su lesión en la rodilla, tan repuesto como para jugar muy bien y hacer un gol de penal, y con una exquisitez de Ezequiel Videla, la Academia volvió a ganar por la Copa Bridgestone Libertadores. Fue por 2 a 0 y de visitante ante Sporting Cristal, el verdugo de la semana anterior en el Cilindro, para quedar en lo más alto del Grupo 8.
En una cita en la que debía primar la inteligencia por sobre el corazón, el arranque fue prometedor. Decidido a no regalar nada, el equipo de Diego Cocca se plantó de mitad de campo hacia atrás, sin llegar a pegar sus líneas contra Sebastián Saja, dispuesto a lastimar ni bien se le presentara la oportunidad. Desde lo táctico, hubo diferencias evidentes respecto a lo de siempre: Iván Pillud se ubicó casi en el mediocampo y Oscar Romero se movió con libertad del centro hacia la derecha. Como era de esperar, fue el conjunto local el que más se adelantó en el terreno y el que buscó imponer condiciones desde la tenencia prolija de la pelota. Pero la solidez defensiva de la visita fue argumento suficiente para evitar mayores sufrimientos. Más allá de que a Videla y a Luciano Aued no les fue sencillo recuperar, los dirigidos por Daniel Ahmed no consiguieron ser punzantes a la hora de atacar.
El primer tiro al arco del encuentro tuvo como protagonista a Romero. Iban 11 minutos cuando el paraguayo probó de zurda desde afuera del área. Diego Penny Valdez controló sin problemas. La expectativa de la Academia estaba puesta, como de costumbre, en la producción de su sociedad de adelante. Y Diego Milito y Gustavo Bou no tardaron demasiado en juntarse para generar peligro. A los 17, el capitán habilitó con un toque profundo y, de zurda, el goleador remató dos veces seguidas: en la primera, un defensor alcanzó a cerrar; y, en la segunda, el arquero respondió dando rebote. Antes del descanso, hubo otra ocasión similar, aunque esta vez a Bou le quedó para su pierna más hábil. Luego de una gran asistencia de Milito, el disparo fue al cuerpo de Penny Valdez. No aparecía la contundencia necesaria para romper el cero. Sí, la insinuación de que algo bueno podía llegar.
No aflojó Racing para el complemento. No solamente no aflojó sino que trató de potenciar sus virtudes. Washington Camacho, recostado sobre la izquierda, halló espacio para desnivelar por afuera. Romero entró en contacto con el balón con más frecuencia y eso posibilitó que los de arriba recibieran mejor. A la salida de un lateral, tras un lindo taco de Romero, Milito remató con potencia dentro del área pero el arquero respondió con eficacia otra vez. No sería la única. Al ratito, Bou tuvo una de derecha que tampoco acabó en la red. La tercera ocasión de la ráfaga fue un desborde del propio Bou que Milito, picando por el segundo palo, no llegó a puntear. El partido estaba abierto y había que acertar en alguna.
Claro que Sporting Cristal tampoco renunció a atacar. Irven Ávila dispuso, después de un buen centro pasado de Alexis Cossio, una chance de cabeza. La pelota, por fortuna, picó y se desvió. Cocca buscó alternativas en los metros finales y mandó a la cancha a Carlos Núñez por Bou. El cambio trajo rédito enseguida. Cuando el reloj marcaba exactamente media hora, el uruguayo presionó bien alto, recuperó en el área contraria y fue derribado por Renzo Revoredo, quien le había intentado dar un pase corto a su arquero. El árbitro sancionó infracción y a Milito se le presentó la responsabilidad desde los doce pasos. La definición, de derecha, fue al centro y arriba y Racing se llenó la boca de gol.
Quedaba poco y había que resistir. Francisco Cerro reemplazó a Milito y se paró cerca de Videla para sumar contención en la zona del círculo central. Nicolás Sánchez estuvo seguro en cada búsqueda adversaria. La figura de Yonathan Cabral emergió como un bastión para rechazar todo lo que pasó cerca y Leandro Grimi también aportó lo suyo para aguantar. Saja intervino justo para volar a un palo y taparle un disparo a César Pereyra. Y, a dos minutos del final, llegó el alivio definitivo. Núñez comandó con criterio un contragolpe y lanzó un pase largo para el ingreso libre de Videla. El cordobés, a la carrera, la picó con jerarquía y de zurda por encima del arquero para convertir su primer tanto con esta camiseta. A fuerza de oficio, a fuerza de convicción, la Academia volvió a sonreír en la Copa. Y eso es una gran noticia que ilusiona.

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