ARGENTINO DE QUILMES

Como en una de sus tantas incursiones ofensivas, Aníbal Leguizamón se escurrió por el andarivel derecho. Pero esta vez, vio que tenía espacio y lugar y decidió pegarle al arco. ¿Cuál fue la consecuencia? Un tremendo disparo que se clavó en el ángulo y que terminó dándole el triunfo definitivo a Argentino de Quilmes. En una cancha complicada, ante un Cañuelas con demasiado roce físico y varias patadas de más, los dirigidos por Santángelo se quedaron con una merecida victoria que los coloca arriba en las posiciones.
Después de una flojísima actuación en Pilar y de haber convertido al arquero rival en figura en la fecha pasada, el Mate llegaba a este duelo con la firme intención de volver a mostrar gran parte de mejor cara. Con la recuperación de Marclay y un elenco más batallador en la mitad de la cancha, el equipo se presentó ante un adversario con limitaciones, pero que llegaba después de haber conseguido varios buenos resultados.
En el primer tiempo se equivocaron bastante los dos, pero más allá de eso, el Celeste siempre se mostró más prolijo y con mejor criterio a la hora de conducir sus ataques. Al punto que contó con las únicas de peligro, en una de ellas, Gastón Gauna remató solo entrando por el segundo palo, pero enganchó la pelota y terminó pifiándole al arco.
Más decididos aún salieron los de Santángelo en la segunda parte. Acorralaron al local, y en medio de un dominio casi constante, llegó la bomba de Leguizamón. Iban diez minutos, cuando el lateral derecho decidió patear y clavar ese balón en el ángulo superior izquierdo de Gambetta. Merecido para uno de los futbolistas que viene mostrando un crecimiento sostenido con el correr de los partidos.
Pese a que contó con varias para liquidar el pleito (una de Sebastián Arias de cabeza, tras gran jugada de Marclay, entre las más claras), el Mate se fue tirando atrás y Cañuelas, que pegó más de lo que jugó, casi sin creérselo le generó las únicas de riesgo en el último cuarto de hora. Una tapada sobre el ingresado Guzmán y una volada contra el palo, ante un tiro libre de Cesar Báez, le dieron protagonismo a Adrián Leguizamón, que casi no había intervenido hasta ese momento.
Por desgaste y lesiones (a Tello lo sacaron de la cancha con una tremenda patada), el DT movió el banco y puso a los pibes Saayavedra y Da Luz para que tengan la pelota y quemen los minutos finales. Fue así, como se consumió el tiempo y Argentino pudo celebrar la vuelta al triunfo.
Con estos tres puntos, el equipo quedó en el liderazgo de la tabla, a la espera de lo que haga Berazategui entre semana. Justamente, el Naranja será el próximo rival del Mate, reeditando una nueva edición del clásico que, esta vez además de tener en juego el honor, servirá para definir el liderazgo parcial dentro de la categoría.

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