La máquina comenzó a calentar motores y la mecha de la ilusión amaga
con encenderse. Es que Argentino de Quilmes empezó a ganar y ahora la
tabla tiene otro color. Es que si bien tiene un partido más que el
resto, el conjunto de Oscar Santángelo ya trepó a la tercera colocación.
Con un golazo del Pájaro Marclay, el Mate le ganó 1-0 a Sacachispas e
hilvanó la segunda victoria al hilo.
Aunque no jugó bien y tuvo algo de fortuna, se quedó con tres puntos valiosos que le permiten encarar el encuentro entresemana ante Central Córdoba en Rosario con otra mentalidad.
Todo es más fácil cuando tenés en el plantel a un fuera de serie como Sergio Marclay. El delantero surgido en las Inferiores de Quilmes se transformó en el as de espadas que aparece en los momentos más complicados para cambiar preocupación por satisfacción.
En el primer tiempo, el local intentó poner la pelota al piso y avisó con un cabezazo de Caputo que tapó Fasanella y después con una jugada colectiva que Tello casi manda a guardar. Pero le faltó precisión y sufrió al retroceder.
Aprovechando esas ventajas defensivas que le daba su rival, el Lila se fue acercando cada vez más y complicó con cada avance. Pero allí fue cuando dijo presente el as de basto (Adrián Leguizamón), que se hizo gigante y se transformó en una pared imposible de vulnerar, dejándole el grito atragantado a Gerling, a Ledesma, a Varela y compañía.
En el complemento, cuando la intensidad ya no era tal y se jugaba lejos de las áreas, Argentino le tiró el ancho y definió la historia con, -¿quien si no?- Marclay, que la pinchó y estampó un 1-0 que iba a ser decisivo, porque en la última el palo se lo negó a Lutzky y Saca se terminó resignando ante un equipo que, de a poco, vuelve a entusiasmar.
Fuente
Aunque no jugó bien y tuvo algo de fortuna, se quedó con tres puntos valiosos que le permiten encarar el encuentro entresemana ante Central Córdoba en Rosario con otra mentalidad.
Todo es más fácil cuando tenés en el plantel a un fuera de serie como Sergio Marclay. El delantero surgido en las Inferiores de Quilmes se transformó en el as de espadas que aparece en los momentos más complicados para cambiar preocupación por satisfacción.
En el primer tiempo, el local intentó poner la pelota al piso y avisó con un cabezazo de Caputo que tapó Fasanella y después con una jugada colectiva que Tello casi manda a guardar. Pero le faltó precisión y sufrió al retroceder.
Aprovechando esas ventajas defensivas que le daba su rival, el Lila se fue acercando cada vez más y complicó con cada avance. Pero allí fue cuando dijo presente el as de basto (Adrián Leguizamón), que se hizo gigante y se transformó en una pared imposible de vulnerar, dejándole el grito atragantado a Gerling, a Ledesma, a Varela y compañía.
En el complemento, cuando la intensidad ya no era tal y se jugaba lejos de las áreas, Argentino le tiró el ancho y definió la historia con, -¿quien si no?- Marclay, que la pinchó y estampó un 1-0 que iba a ser decisivo, porque en la última el palo se lo negó a Lutzky y Saca se terminó resignando ante un equipo que, de a poco, vuelve a entusiasmar.
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