Noche de goles

Independiente se puso al día en Avellaneda con una goleada sobre San Martín de Tucumán en un partido que había sido postergado de la 1ª fecha a raíz del viaje del "Rojo" a Japón para disputar la Suruga Bank.

Los comandados por Ariel Holan vencieron 4 a 0 al "Santo" tucumano en el Libertadores de América con goles del chileno Pablo Hernández (26), el ecuatoriano Fernando Gaibor (78, de penal), Braian Romero (89) y Emmanuel Gigliotti (90+2), el goleador del campeonato con 12 conquistas en 11 presentaciones.

La recuperación del partido que había quedado pendiente de la fecha inaugural de la Superliga le sirvió al Rojo para acercarse a los puestos de avanzada, a Emmanuel Gigliotti para prolongar sobre la hora su actual romance con las redes, a Braian Romero para marcar un gol y sacudirse la bronca acumulada por su falta de efectividad y a Fernando Gaibor para retirarse de la cancha con una ovación hasta el momento nunca escuchada. Incluso le valió a Pablo Hernández para reivindicarse y pedirle disculpas a los hinchas por tanto error acumulado.


Hasta la fecha, la gente de Independiente había tenido más motivos para el reproche que para el aplauso con el tucumano. Dos expulsiones tontas por acumular tarjetas amarillas tras solo 10 minutos en la cancha ante Banfield y Atlético Tucumán, una seguidilla de lesiones, ninguna actuación descollante en partidos "pesados". En definitiva, demasiado poco como para justificar la fama precedente, sus años en España, la internacionalidad con Chile.

Por no hacer, el tucumano (comenzó su carrera en el Decano, no en el Ciruja) ni siquiera había convertido un gol. Anoche quebró el maleficio. Y tan consciente estaba de su deuda que eligió pedirle perdón a los hinchas antes que quitarse la mufa a puro grito.

Ocurrió a los 26 del primer tiempo, y la jugada tuvo una doble curiosidad. Por primera vez en el partido, Hernández y Gaibor, los dos volantes interiores del Rojo, invirtieron su posición en el ataque. Y después que el ecuatoriano tirara una precisa y veloz pared con Gigliotti, el Puma cambió a su vez el rol con Hernández. Se vistió de pasador, vio la llegada libre del número 19 y lo dejó solo para empujar la pelota a la red (la televisión mostró que estaba unos centímetros adelantado).

La acción tuvo también cierto valor docente. Porque atacar con posiciones fijas garantiza el orden, tanto con la pelota como en el repliegue, pero elimina el factor sorpresa. Bastó un trueque de posiciones para desacomodar a una defensa más contundente que segura.

El 1-0 coincidió con una de esas ráfagas de fútbol que cada tanto inspira a Independiente, aunque no para disimular otra de esas actuaciones que apenas despierta sonrisas a medias. En los números, el Rojo acumula 12 de los últimos 15 puntos en disputa; en el rendimiento queda en la memoria aquella actuación redonda ante Huracán y un sinfín de baches en el medio.

La goleada es engañosa. No fue una buena noche con la pelota la del equipo de Ariel Holan. Intentó elaborar más de lo habitual en el medio, pero le faltó profundidad por las bandas y le sobró individualismo a Gigliotti, que salvo en el pase del primer tanto pareció más empeñado en prolongar su racha que en apoyar la llegada de sus compañeros.

Sí cumplió el Rojo en el aspecto recuperador. Muy bien Domingo, como jefe del anticipo en el medio, correctos Figal y Brítez atrás, generosos Bustos y Sánchez Miño, perfecto Campaña cuando fue convocado a actuar. También es cierto que San Martín colaboró bastante. Salvo por arriba, donde Pons, Bieler y Acevedo ganaron unas cuantas en el área rival, al conjunto tucumano lo mató la timidez. Careció de imaginación, estuvo nulo en la pegada y así quedó expuesto al cachetazo.


Una salida violenta e imprudente de Carranza a los 75 impactó en el balón y en el rostro de Figal, en una acción muy parecida a aquella de Armani con Meza en el Monumental. Tello vio penal, Gaibor hizo el 2-0 y abrió la puerta a la goleada final. ¿Que fue excesiva para lo demostrado por Independiente? Sin dudas. Pero que se lo cuenten a la gente Roja, que se fue cantando por Avellaneda.

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