Domingo Santo

Había que ganar sin importar el cómo, sin embargo Banfield jugó quizás su mejor partido en lo que va de éste segundo semestre del año.

Sostuvo durante los 90 minutos el ritmo de juego y la presión sobre un rival que no tuvo una buena tarde, tanto en lo colectivo como en lo individual.

Con jugadores de buen pie por el centro y despliegue por las bandas, Falcioni entendió por dónde debía lastimar y controlar a su rival. Silva por un lado y Gómez por el otro, abrieron a la última línea de San Lorenzo, mientras que Kaliski y Dátolo, le dieron esa cuota de juego que no venía teniendo el equipo.

Si bien la visita colaboró con lo sencillo del trámite del partido, Banfield tuvo mérito por sostener el ritmo y dejar atrás esa irregularidad que venía marcando su camino.

El primer tiempo fue parejo pero el Taladro había tenido las más claras. El gol de Dátolo, llegó tras una buen trepada de Sporle, y una gran definición del diez de Banfield. Todo se hizo más sencillo.

El Taladro sabe jugar con la ventaja, domina las acciones trasladando la responsabilidad y presionando en sectores determinados del juego. Fue profundo por las bandas y preciso por el centro.

Cvitanich -en su partido 150 con la de Banfield- volvió al nivel habitual y en el fondo, Ortíz y Rodríguez se complementaron muy bien.

Ya en el complemento, San Lorenzo se quedó con un hombre menos, y ahí se terminó el partido. Tras una jugada de balón detenido, Cvitanich aprovechó bien un rebote del arquero Navarro para poner el definitivo 2 a 0.


Los minutos finales estuvieron de más, sirvieron para que Falcioni mueva el banco de suplentes y cierre un partido difícil, ante un duro rival, que hoy no tuvo una buen tarde, sea por propia inoperancia, o consecuencia de la presión y el buen juego del Taladro.

 Lo importante es que ganó, jugando bien y ahora la cabeza está puesta en terminar el año de la mejor manera en la Superliga para soñar, el próximo semestre, con el ingreso a las copas internacionales de 2020.

Guido Cichello

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