Por el amor de Licha

Cuando el momento lo exigía, cuando los nubarrones acechaban, Racing con un Lisandro López como abanderado, sacó a relucir el amor propio ante su gente y demostró que está de pie para continuar peleando. En un Cilindro que apoyó incansablemente, en un domingo con horario atípico, la Academia se sacó de encima la bronca por la eliminación en la Libertadores, venció a Rosario Central por 2 a 0 y se instaló en la punta del campeonato.


Cambiar para seguir siendo el que era. Esa pareció la consigna con que Eduardo Coudet mandó a la cancha a un once renovado. Marcelo Díaz, como si llevara años con esta camiseta, se paró en la función de vértice para intentar someter al rival a partir de la tenencia prolija de la pelota. El 67 por ciento de posesión que registró la primera mitad no se trasladó a una diferencia considerable en lo que respecta a las situaciones de peligro.

La más clara fue un cabezazo de Licha López que acabó en la red pero que el asistente anuló por una presunta posición adelantada.

Por lo general, sin mucho circuito en tres cuartos de campo, la fórmula para incomodar a Jeremías Ledesma fue distraer del centro hacia la izquierda para lograr profundidad con las proyecciones de Renzo Saravia. La respuesta de la visita consistió en acortar líneas, en presionar mucho y en tratar de acertar en las transiciones. Sin embargo, hasta el descanso, Gabriel Arias estuvo lejos de ser exigido.

Si Díaz era el cerebro para ordenar, Licha era la carta para avisar que Racing estaba vivo. Cuatro minutos habían transcurrido del complemento cuando el capitán apareció por el segundo poste para empujar al gol y destrabar un escenario emocional que lentamente se iba tensando.


El grito sonó a desahogo y le dio el envión que el anfitrión necesitaba para mantener la intensidad. Central se vio obligado a adelantarse y, con metros para correr, Augusto Solari armó una maniobra bárbara que Pol Fernández no definió bien.

Gustavo Bou reemplazó a Jonatan Cristaldo para buscar el segundo y, más allá de circunstancias puntuales, la Academia sostuvo de pie la decisión de que el adversario no se le viniera encima.


El premio a la perseverancia en la idea tardó poco en asomar. Solari y Bou combinaron de maravilla cuando el reloj indicaba 38 y el mediocampista convirtió para tranquilizar a la escena. Hubo desde ahí margen para que Alejandro Donatti regresara tras su lesión y para que Licha se fuera envuelto en una ovación inmensa: nadie quiso dejar de ponerse de pie para aplaudir al símbolo de este equipo.

Racing precisaba ganar y lo hizo: por eso es puntero, por eso sonríe.
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Prensa Racing

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