No se dio. Los penales que lo depositaron en esta final, esta tarde le negaron el ascenso a Argentino de Quilmes.
Una pena, porque este plantel y su cuerpo técnico se lo merecían. Era premio a un gran trabajo, a mucho sacrificio y con el drama de los sueldos atrasados a cuesta hasta último momento.
El Mate supo reponerse del gol de penal de Altamirano a los 20 minutos del primer tiempo y logró darlo vuelta con los goles de Walter Hermoso y Gabriel Tellas y un atajadón de Adrián Leguizamón a Vicente cuando las cosas estaban 1-0 abajo.
En el segundo tiempo pudo ser de cualquiera, Justo José de Urquiza pegó una pelota en el palo, el Mate lo tuvo con Oberman y con Marothi, pero el arquero Córdoba les ahogó el grito.
Párrafo aparte las dos jugadas que reclamaban penal y que Alejandro Ramírez no cobró. Una a Fabrizio Acosta en el PT (parece que el defensor, y sin ángulo, se tiró antes que llegara el pie del defensor) y un agarrón a Altamirano en el ST (jugadas que a veces lo cobran y otras no).
Oberman se iba a ir expulsado a los 90 por insultar al árbitro y los penales se volvían a repetir en una Barranca quilmeña repleta como en sus mejores tiempos.
Ahí, y pese a que Legui le tapó el remate a Planté, solo Tellas -y con algo de suspenso- logró meter el suyo. Cristofanelli lo tiró fuera, el de Soria pegó en el travesaño y Córdoba se lo atajó a Matías Martínez para un 3-1 que le dio el ascenso al de Caseros.
Nada que reprocharle a Monzón, a la entrega de estos jugadores que volvieron a hacer protagonista a este gigante dormido que es Argentino de Quilmes.
Mantener al entrenador y a gran parte de estos jugadores no será tarea fácil, pero si la CD lo consigue, no hay dudas que la Monchoneta volverá a andar más rápida que nunca.
Se perdió una final, es cierto, pero el Mate dejó la vida en la cancha, como en aquellas viejas epopeyas que parecían irrepetibles.
El dolor es grande, pero el orgullo es enorme, el orgullo por este equipo, el orgullo por estos colores, el orgullo por esta hinchada, el orgullo por ser argentino, de ser Argentino de Quilmes. Vamos Mate querido.
El Show del Sur
Fotos El Mate tiene Banca
— argentinodequilmes (@elmateoficial) 9 de junio de 2018
Una pena, porque este plantel y su cuerpo técnico se lo merecían. Era premio a un gran trabajo, a mucho sacrificio y con el drama de los sueldos atrasados a cuesta hasta último momento.
El Mate supo reponerse del gol de penal de Altamirano a los 20 minutos del primer tiempo y logró darlo vuelta con los goles de Walter Hermoso y Gabriel Tellas y un atajadón de Adrián Leguizamón a Vicente cuando las cosas estaban 1-0 abajo.
En el segundo tiempo pudo ser de cualquiera, Justo José de Urquiza pegó una pelota en el palo, el Mate lo tuvo con Oberman y con Marothi, pero el arquero Córdoba les ahogó el grito.
Párrafo aparte las dos jugadas que reclamaban penal y que Alejandro Ramírez no cobró. Una a Fabrizio Acosta en el PT (parece que el defensor, y sin ángulo, se tiró antes que llegara el pie del defensor) y un agarrón a Altamirano en el ST (jugadas que a veces lo cobran y otras no).
Oberman se iba a ir expulsado a los 90 por insultar al árbitro y los penales se volvían a repetir en una Barranca quilmeña repleta como en sus mejores tiempos.
Ahí, y pese a que Legui le tapó el remate a Planté, solo Tellas -y con algo de suspenso- logró meter el suyo. Cristofanelli lo tiró fuera, el de Soria pegó en el travesaño y Córdoba se lo atajó a Matías Martínez para un 3-1 que le dio el ascenso al de Caseros.
Nada que reprocharle a Monzón, a la entrega de estos jugadores que volvieron a hacer protagonista a este gigante dormido que es Argentino de Quilmes.
Mantener al entrenador y a gran parte de estos jugadores no será tarea fácil, pero si la CD lo consigue, no hay dudas que la Monchoneta volverá a andar más rápida que nunca.
Se perdió una final, es cierto, pero el Mate dejó la vida en la cancha, como en aquellas viejas epopeyas que parecían irrepetibles.
El dolor es grande, pero el orgullo es enorme, el orgullo por este equipo, el orgullo por estos colores, el orgullo por esta hinchada, el orgullo por ser argentino, de ser Argentino de Quilmes. Vamos Mate querido.
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