La historia continúa

Como si supiera qué iba a pasar, Ricardo Centurión subió el sábado al mediodía una foto a su cuenta de Twitter con Lautaro Martínez en la que avisaba que la historia continuaría. Y vaya si acertó: cada uno hizo un gol y Racing, con una cuota de agonía importante, con la ratificación de que le sobran agallas y talento, cosechó el sexto triunfo al hilo. En un Cilindro que explotó de ilusión, en el camino quedó Vélez. La Academia, ya adentro de los puestos de Copa Libertadores, celebró por 2 a 1 y dio un paso más hacia el objetivo de ser protagonista en todos los planos.

¿Cuánto del ejecutante y cuánto del que cabecea? Difícil saberlo. Lo único cierto que, cuando apenas iban cuatro minutos, Neri Cardozo lanzó un córner desde la derecha y Lautaro Martínez, desde la cima del mundo, puso el parietal como indican los manuales para que la pelota se metiera contra el ángulo inferior derecho del arquero. Vélez se recompuso del golpe inicial, presionó alto y bien y, a partir de esa intensidad de movimientos, controló el desarrollo y se plantó en campo contrario. Juan Musso tuvo que aparecer una vez y otra vez y otra vez más para evitar el empate. De contragolpe, con Ricardo Centurión lanzado al galope, el anfitrión pudo haber aumentado la diferencia pero los pases finales no resultaron precisos y las oportunidades se dilapidaron. Cardozo y Lisandro López, cada cual a su manera, ofrecieron algún oasis de calma ante el ritmo frenético propuesto por los de Liniers. Pero la Academia no estaba cómoda.

Dos corridas de sus cartas bravas en el comienzo del complemento le permitieron a Racing pensar que la resolución del encuentro estaba al caer. Pero no fue así. Mauro Zárate, con su jerarquía a cuestas, empató a los 12 justo cuando Vélez no le encontraba la vuelta al juego. Lisandro López vio la roja en una acción con más dudas que certezas y Nery Domínguez salió con una molestia física. El ingreso de Maximiliano Cuadra en su lugar develó la audacia de Coudet. Augusto Solari había reemplazado a Matías Zaracho. Como si sintiera culpa por haber complicado la historia, la Academia lo buscó entre nervios a la espera de que la categoría individual lo salvara del aprieto. Porque, al fin y al cabo, los que siempre resuelven son los futbolistas. Y Centurión, exactamente a los 28, sacó de la galera un cabezazo monumental para estampar el segundo y transformar el Cilindro en un interminable desahogo.

Marcelo Meli ingresó para tapar huecos en el medio y la seguridad de Musso se volvió la reserva anímica de un equipo que, tras el enorme desgaste físico y emocional, se replegó sin que eso significara olvidarse del arco de enfrente. Leonardo Sigali también se fue expulsado y lo mismo ocurrió con Hernán De la Fuente y con Braian Cufré en la visita. Llegó el descuento y llegó algún rechazo a las nubes y llegó el desenlace tan esperado.


No lo den de baja en ningún frente. Seis no son nada y Racing, este Racing que luce renovado, quiere más.

Prensa Racing

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