Otra historia, mismo final

Un nuevo ciclo, una nueva -y mejor- cara del equipo, pero una nueva derrota. El presente le asestó un nuevo golpe a un Arsenal que realizó un buen partido, pero se quedó sin nada en los últimos segundos.



En un primer tiempo parejo y luego de un arranque algo complicado, el Viaducto empezó a controlar la pelota y el partido, dejando buenas sensaciones. Lo más destacable fue movilidad de Wílchez y un suelto debutante Antilef, que arrancaron como mediapuntas pero se desplazaron por todo el frente de ataque para que tanto Alanís como Velázquez se sumen a los circuitos de pases. De esa manera y por el medio, llegaron las dos más claras de esa primera mitad: un pase de Antilef para dejar mano a mano a Lomónaco con Ibáñez, en un duelo que ganó el arquero, y un disparo lejano de Alanís que el portero ‘leproso’ mandó a córner.

Lo negativo fue que, ante un rival que no tuvo demasiado peso ofensivo, siguieron viéndose algunos fallos puntuales, como despejes cortos o distracciones, algo que terminó pasando factura sobre el final. La Lepra solamente elaboró un par de jugadas tomando mal ubicado a Arsenal, como fueron un disparo de Leal, contenido por Santillo, y un buen intento de Fértoli que pasó cerca.

En el primer tiempo dio la sensación de que el Viaducto con mayor peso arriba podía ganarlo, y esta percepción se confirmó en el arranque del complemento, donde hubo una clarísima chance para el visitante de ponerse en ventaja. Un desborde de Alanís por izquierda culminó con un cabezazo de Lomónaco por encima del travesaño. No obstante y pese a ese buen arranque de los de Rondina, fue Newell’s el equipo que pegó primero.

Corría un cuarto de hora de esa segunda parte cuando en la mejor jugada elaborada del local un centro de Fértoli encontró la cabeza de Leal, que anticipó a todos y dejó parado a Santillo. Con el 0-1 consumado, lo que menos debía hacer Arsenal era perder la cabeza ante un resultado injusto, y esta vez la suerte tan esquiva le dio un guiño al Viaducto dos minutos después. El chico Antilef leyó perfectamente un mal rechazo de Bianchi ante un centro de Velázquez y fulminó de zurda a Ibáñez, inyectándole justicia al encuentro.

El partido se abrió desde ese momento hasta que a los dos equipos se les fue acabando el combustible. En el medio, la Lepra tuvo un remate franco de Torres por arriba y un tiro de Leal que tapó muy bien Santillo, mientras que el Arse contó con un intento individual de Lomónaco bien contenido por Ibáñez.

Al duelo le quedaban pocos minutos, y ante la indecisión del local, Rondina se decidió por Milo, Rolón y Quintana para refrescar del medio hacia arriba y darle dinámica al ataque. Esa apuesta estuvo a punto de salir porque Quintana, en su primera intervención, se desprendió para recibir un lateral rápido de Milo y servirle el gol a Lomónaco. Sin embargo, Ibáñez realizó una doble tapada genial para negarle el gol al joven delantero.

Para colmo de males, la última jugada del partido iba a involucrar al juvenil de una manera no deseada para definir el partido en contra de los intereses del Viaducto. Lomónaco quiso rechazar una pelota muerta luego de un córner, pero una pifia impensada le sirvió la pelota al central Varela, que acomodó el balón contra un palo y decretó el 2-1 definitivo para Newell’s. Una derrota increíble.

Si uno tiene que evaluar el encuentro por el rendimiento, sacando el contexto de urgencia que rodea a Arsenal, habría que señalar las esperanzas que despierta ver a un equipo compenetrado para ejecutar una idea: intensidad, buenos pasajes de manejo de pelota, chances de gol. Pero la dura realidad golpea y hoy pesaron más, como pasó en otros partidos con Grondona, las fallas puntuales que este equipo tiene, que le cuestan puntos y partidos.



Rondina tomó el timón de un barco a medio hundir y hay que desagotarlo contrarreloj, por lo que derrotas como la de hoy duelen el doble y achican la esperanza de permanecer en Primera. El Huevo tiene crédito abierto, por el pasado y porque hoy el equipo mostró una cara mucho mejor que la del semestre pasado, pero lamentablemente el tiempo apremia y la urgencia por los resultados asfixia a un Arsenal que jugando así puede salvarse, mas cada uno de los que salen a la cancha debe achicar el margen de error, de lo contrario se seguirán escapando puntos clave.

Juan Sáber

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