Viene con todo

Después de un inicio desalentador, parece haber arrancado definitivamente este nuevo Argentino de Quilmes. Desde la llegada de Pedro Monzón, el elenco de la barranca mantiene su crecimiento fecha tras fecha. En esta ocasión, supo anular a un Justo José de Urquiza que llegaba bien posicionado y con solo una derrota en la previa. Pero el Mate fue superior y en el segundo tiempo terminó de quebrarlo para quedarse con una victoria merecida, la cuarta al hilo.

Envalentonado. Así llegó a este duelo el Celeste. Y esa mayor confianza se manifiesta a la hora de manejar la pelota, de intentar asociarse y gestar una idea en ataque que hasta hace un par de jornadas atrás era nula. También hubo una clara postura de modificar la estructura defensiva y, sin hacer demasiados cambios, pudo transformarse en un conjunto que otorga pocas chances de gol a sus adversarios.



Frente a Jota Jota, el partido tomó otro valor después de los 25 minutos, cuando Juan Montiel (lateral de otra categoría) clavó un sablazo contra el palo, después de una gran maniobra (otra más) con desborde incluido de Brian Duarte. Ese fue un punto de despegue para el equipo, pero no sería definitivo…

Porque en el segundo tiempo le dio algunas libertades a la visita y esta, sin hacer un buen partido, lo aprovechó para adelantarse en el campo y después de un par de centros peligrosos, el colombiano Jossimar Mosquera aprovechó uno de ellos y, de cabeza, igualó el tanteador cuando iban apenas 12 minutos de juego.



Ese tanto fue casi como tocarle la cola a un Argentino que increíblemente se había complicado solo en el encuentro. A partir de ese momento, Sebastián Arias se cargó el equipo al hombro, se volvió a adelantar en el campo, comenzó a arriesgar y las llegadas empezaron a darse una tras otra. Justamente, fue uno de los mediocampistas ofensivos del Celeste el que remató de frente al arco, cuando iban 26 minutos, para clavar la pelota y recuperar la ventaja para el local.

Pese a la zozobra típica que debe vivir todo equipo superior que no supo resolver el partido con antelación, casi que Urquiza no comprometió la diferencia y, encima, a los 41 Nicolás Herrera metió un cabezazo bombeado que se coló por el segundo palo.
Cuarta victoria consecutiva de un Mate que parece renacer de sus cenizas. Después de un comienzo caótico, ahora ya muestra respuestas dentro del campo y demuestra estar en condiciones de darle pelea a cualquier rival. La recuperación se mantiene firme.

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