Perdió la Libertad

Las lágrimas de Lautaro Martínez resumieron de alguna forma la impotencia de Racing, que vio estrellarse en su casa el sueño de levantar un trofeo continental después de mucho tiempo. Ni siquiera tener a su joya adentro del césped fue suficiente para doblegar a Libertad, que pudo empatar 0 a 0 en Avellaneda y quedarse así con el pasaje a las semifinales de la Conmebol Sudamericana. Para la Academia, que aspiraba a continuar con vida en el plano continental, la eliminación significó que se escapara la última oportunidad de celebrar a lo grande en el semestre.



El equipo de Diego Cocca hizo de la actitud su leitmotiv para ir por el gol. A diferencia del encuentro en Paraguay, dos líneas de cuatro buscaron ser la alternativa para emparejar tácticamente a un adversario que ubicó las piezas de la misma manera que el dueño de casa. Lautaro, con su frescura de regreso, ofreció un oasis cada vez que intervino. De hecho, la situación de peligro más nítida hasta el descanso se produjo luego de un potente disparo suyo desde afuera del área: tras el rebote del arquero, Augusto Solari no pudo centrar con precisión para que Licha López la empujara a la red. A partir de las ganas, sin tanta lucidez para elaborar, lo que sí consiguió el anfitrión fue que el partido se jugara básicamente en campo contrario. No resultó sencillo transformar la ansiedad por ganar en ocasiones claras de riesgo.

Para la segunda mitad, lo lógico: la Academia ingresó en un espiral de frustración y se fue repitiendo frente a los ojos de un oponente que se abroqueló cerca de Rodrigo Muñoz. Maximiliano Cuadra y Brian Mansilla reemplazaron a Solari y a Matías Zaracho con la idea de lograr profundidad por las bandas. En los pies de Andrés Ibargüen, desequilibrante en el uno contra uno, se ubicaron buena parte de las expectativas en un clima de creciente tensión. Un disparo de Martínez se estrelló en el travesaño cerca de la media hora y atragantó el grito de la multitud. Licha convirtió en el rebote pero en posición adelantada. La angustia aumentaba.



Pero Racing no abandonó. E insistió. Como pudo. Jamás como quiso. Pero fue. Y, ya en el descuento, con Enrique Triverio en la cancha, Licha inventó lo que sólo los cracks inventan para dejar a Lautaro de cara al arco. La definición tuvo la dirección correcta pero el poste la devolvió como si quisiera ratificar que no era la noche. No hubo margen para más y el golpe sacudió al Cilindro por completo. Por suerte, lo mágico del fútbol es que permite que asome una ilusión a la vuelta de la esquina.

Prensa Racing

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