Ni con el espíritu del 67

La decepción asaltó el Cilindro en cuanto Fernando Rapallini pitó el final del encuentro porque Racing se hundió otra vez en un mar de limitaciones y no pudo regresar a la senda del triunfo. Por la octava fecha del campeonato, la Academia, que sufrió mucho a lo largo de toda la noche, recibió a Talleres y apenas alcanzó a igualar 1 a 1.



En la previa, se realizó un merecido homenaje en el Cilindro al "equipo de José", por cumplirse 50 años de la obtención de la Copa Intercontinental en el Estadio Centenario. Los jugadores del actual plantel salieron con la camiseta similar al diseño de aquella época, pero no pudieron emular a aquel gran plantel esta noche.

Para convertir suele ser necesario generar peligro en cantidad y en calidad y al equipo de Diego Cocca, nuevamente, se le tornó muy complicado producir ocasiones de riesgo. De hecho, hasta el descanso, sólo pudo preocupar una vez a Guido Herrera: un cabezazo de Lautaro Martínez, más o menos a la media hora de partido, que se fue bastante cerca del ángulo inferior derecho. Del otro lado sí hubo muchas preocupaciones porque los dirigidos por Frank Kudelka encontraron huecos por derecha y por izquierda para lastimar con profundidad. La falta de contundencia y varias buenas intervenciones de Juan Musso impidieron que la visita rompiera el cero. Alrededor del círculo central, Pablo Guiñazú mostró su claridad conceptual y se transformó en el eje de la circulación de la pelota. Talleres, finalizados los 45 minutos, había acumulado méritos suficientes como para ir en ventaja.



Para el complemento, Renzo Saravia ingresó por Iván Pillud y le ofreció bastante aire al dueño de casa contra el lateral. Sin embargo, la modificación no bastó para elevar el rendimiento defensivo y, cuando el reloj marcaba siete, Marcelo Torres empujó a la red un buen avance colectivo. Cocca buscó respuestas enseguida y Maximiliano Cuadra pisó el césped en lugar de Augusto Solari. La Academia la pasaba mal pero un acierto individual lo puso otra vez en juego: Andrés Ibargüen encaró por el centro, probó de media distancia y la colocó contra un rincón para tranquilizar las aguas. La expulsión de Emanuel Reynoso le dio todavía más envión a un Racing que necesitaba soluciones urgentes.


Pero el espiral de entusiasmo se iba a terminar pronto. Nicolás Oroz, recientemente ingresado, vio la tarjeta roja por una fuerte infracción y la historia se equilibró. Sin ideas para instalarse en campo contrario, con la desesperación carcomiendo la lucidez, Racing se volvió a diluir hasta acabar conformándose con una igualdad que, en este contexto, estuvo lejos de arrancar aplausos.

Prensa Racing

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