Sangre, sudor y huevos

Meter, raspar, jugar, gritar, festejar, sufrir, llorar, estallar. Temperley es la personificación del sacrificio, el andar del que lucha con sus miserias a cuesta contra la vida esquiva que cachetea dos veces por cada sonrisa. Temperley es el latir de un corazón cansando que no se resignar a morir y que pelea no por él, sino por su gente, por su orgullo, por su dignidad.

El Gasolero enfrentó a un Talleres de Córdoba que le manejó la pelota, que lo complicaba con Gil y Ramis (mientras tuvo en cancha), pero el local suplió deficiencias con coraje, talento con amor propio y limitaciones con entrega.



Talleres casi mete el primero con un cabezazo de Gil que tapó de forma brillante Leandro De Bórtoli lo que fue, sin dudas, un gol más en el partido.

Temperley buscó desnivelar por los costados, ya sin Peralta que se retiró con un corte, pero con un Gonzalo Escobar que volvió y jugó su mejor partido con la celeste. De sus pies -y su cabeza- surgió el pase a Ozuna que mandó el buscapié para que Guevgeozián metiera el primero.



En el segundo tiempo, todo el Matador se volcó en campo local que se defendió el arco de Leo como una leona a sus cachorros. Bojanich, Di Lorenzo, Aguirre y Chimino marcaron el camino del sacrificio que siguieron los demás, Mancinelli se corrió la vida, Zárate dejó todo y De Bórtoli tapó lo que le tiraron.

Gustavo Álvarez metió a Ariel Cólzera para sacar del asedió al Gasolero, y al diez le cometieron el penal que Chimino transformó en el 2-0 (va 3) para besar su basílica tatuada en su cuerpo y traer algo de alivio a esas almas tensas que habitaban el Beranger.


Pero Menéndez descontó a los 39 y junto a lo que se iba a adicionar, quedaron 10 minutos de martirio que se vivieron como 10.000 días.

Al final, el Gasolero lo ganó. Tres puntos claves para sacar la cabeza y repirar algo de aire. Todavía falta una semana con tres finales dónde se va a agotar el alplax seguramente. Pero este es el camino, así se quedan los equipos en Primera, con sangre, sudor y mucho huevo.

Por Mar Val
Fotos Prensa Temperley

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