Increíble
el partido que se le escapó a Los Andes. Porque en el primer tiempo
golpeó tan fuerte a su rival (dos goles en la agonía de la mitad), que
parecía imposible que este Independiente Rivadavia pudiera reaccionar.
Pero la lluviosa y fría mañana del Gallardón tenía guardado un capítulo
más: la Lepra descontó a falta de 10 para el final y lo empató llegando
al descuento. Ay, como duele, Lomas...
La
goleada 3-1 sobre Atlético Paraná no fue hace tanto, pero los números
indican otra cosa. Al Mil Rayitas le cuesta ganar en casa y ante
Independiente quedó demostrado. Si bien durante la etapa inicial tuvo la
iniciativa y nunca se volvió loco, la última imagen que nos llevabámos
de la cancha atentó contra el resto. Hasta el gran centro de Moreno en
el cabezazo goleador de Vombergar y el golazo del mismo Huevo quedaron
de lado...
Si
a los protagonistas le costó explicar el empate visitante... Durante
los primeros 45 minutos, la defensa albirroja y el mismo Gagliardo
fueron testigos privilegiados de la superioridad de Los Andes. Daba la
sensación que el 0 se rompía cuando el dueño de casa calibraba la
puntería.
Tras
algunos intentos de afuera (sobre todo de Bordacahar), el equipo de
Biggeri atacó por izquierda, Moreno metió un roscazo vehemente y
Vombergar le ganó a su marcador para poner un 1-0, que duró poco. Es que
en la jugada siguiente, Lomas volvió a acelerar y tras una combinación
de papi fútbol (Vombergar, taco de Bordacahar y definición de Moreno) se
fue al descanso con dos de ventaja.
"El
2-0 es el peor resultado", reza una vieja frase futbolera. ¿Y qué pasó?
Lo peor para el CALA. Entró en un letargo profundo del cual no supo ni
pudo despertar. Con el correr de los minutos, la Lepra encontró
resultados con los cambios y ante la poca vocación ofensiva del local,
convirtió la amenaza en realidad. Así, de pelota parada y en el último
tramo del partido, Independiente encontró el empate definitivo en los
pies de Tarragona y Cardozo, y dejó a todo Los Andes masticando bronca
cuando se relamía con los tres puntos. Otra vez, el grito atragantado...
Fuente: Prensa Los Andes
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