El Halcón que no deja de volar

Vení, secate las lágrimas que hoy te quiero hablar de un Halcón, el más enorme de todos lo que jamás pudieras ver. Ese Halcón que bate sus alas y vuela con el afán de alcanzar sus sueños.

Está vez voló muy lejos, a tierras dónde nunca antes había ido, se posó en un estadio dónde los más virtuosos terminaron hechos cadáveres, dónde más de una bandera de un guerrero poderoso quedó hecha cenizas. En ese lugar tan hóstil comenzó a gestar una epopeya.


¿Puede un ave soñar con tanto? No se trata de milagros o utopías, se trata de trabajo y convicción. Por que no busca ventajas con bidones o en escritorios, no se cuelga del travesaño. Viene de un barrio humilde pero de laburantes, de gente que le hace frente a los desafíos de esa vida esquiva que le toco, que se te planta en cualquier lado, incluso en el mítico Morumbí dónde otros más "chetos" arrugaron en una final (pobre gatito).

¿Que era una hazaña?  Sí, claro. Pero si este Halcón sabe de eso, preguntale sino al Gallo que no cacarea más. Si de hazaña está hecho el nombre de Defensa y Justicia. De fútbol, de jugarle igual a igual a cualquiera  aquién tuviera enfrente, a Armenio, a Boca, A Sao Paulo, a todos.

Y ese Halcón tomó vuelo, un tal Thiago Mendes lo quiso bajar de un hondazo, pero aunque el tiro pegó en un ala, no aminoró su vuelo, siguió fiel a su estilo, jugando, tocando, yendo y logrando, Castellani mediante, acallar a esos gritones que se creían que fueron a ver una masacre y empezaron a mirarse azorados unos a otros.

Pero el Halcón no estaba solo, cientos de sus polluelos fueron a hacer nido en Brasil, piaron tan fuerte que terminaron silenciando a los locales y tiñendo el blanco en un fulgoroso Verde-amarillo.
El Halcón siguió su ascenso, ese ascenso que es interminable, que llegó a Primera y que ahora toma con su pico otro sueño, otra epopeya.

Beccacece y sus muchachos eliminaron al Sao Paulo en el Morumbí, hizo suyo el pase a la siguiente ronda de la Copa Sudamericana en la primera experiencia internacional del de Varela. Y sigue volando, ese Halcón de plumaje tan brillante, sigue ascendiendo conquistando sueños, llevando el nombre de Florencio Varela al mundo. Dale, secate esas lágrimas y mirá al cielo, mira como vuela tu Halcón hasta perderse en el firmamento.

Por Mar Val

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