Sombra de una sombra

Arsenal se arrastró por la Bombonera y dio una penosa imagen que le costó un duro 0-3 en su visita a Boca, que expuso su jerarquía a su vez que las limitaciones de un timorato Viaducto. Benedetto, en dos ocasiones, y el debutante Maroni le pusieron firma a una goleada que afirma al Arse en zona de descenso.

Otra derrota, la decimoquinta en el torneo para un Arsenal que volvió a jugar un encuentro que lo emparenta más con la B Nacional que con la Primera. Es que hoy el líder, que desde ya tiene más jerarquía, no solamente expuso eso por méritos propios sino que no encontró ni un gramo de resistencia por parte de un equipo que pareció no entrar en razón del contexto en el que estaba. Es más, pareció no saber, no darse cuenta que dejaba otra chance de zafar del descenso en el camino.

Y concretamente esa chance estuvo al minuto, cuando Sánchez Sotelo capturó un bochazo y, ante una salida apurada del arquero Rossi, quiso hacer el tanto desde lejos pero le erró al arco. La ocasión estuvo muy temprano, así de rápido como la desventaja posterior ya que Boca no perdonó en su primera. Tras una buena jugada colectiva, Pavón tiró pase atrás para Benedetto, que ante la pasividad defensiva y un Curado que se derrumbó antes de llegar a marcarlo puso el 1-0. Marcaciones hombre a hombre que fueron inefectivas y dejaron espacios para atacar a un local que mostró sus armas nuevamente a los veinticinco minutos. Otra vez a Arsenal lo desnudaron con un simple pase entre líneas, esta vez para un Pavón que volvió a habilitar a Benedetto para que el ‘9’ estampe el segundo. Si, encima eso, perder con tantos de uno salido de esa camada llena de gloria que parece haber pasado hace cien años.


Boca siguió exponiendo a Arsenal durante la primera etapa, porque siempre pareció estar un segundo antes, tanto a la hora de jugar como de recuperar el balón. La presión alta, el despliegue y una impericia grande de los hombres del Viaducto para manejar el balón fueron las tres grandes razones por las que el elenco de La Ribera superó en todas las líneas a una pobrísima versión de los de Sarandí. Lo único que pudo elaborar el Viaducto sin quedarse trunco fue un remate de Renso Pérez fácilmente contenido por Rossi.

Para el inicio del segundo tiempo llegaron los cambios de Grondona, que intentó generar una reacción que no llegó con los ingresos de Fragapane y Milo, algo más activos que Sotelo y Brunetta pero lejos de ser una solución. En Boca la aceleración de Pavón por un lado, imparable para Corvalán, y los kilómetros de campo a la espalda de Marín -algo repetido ya desde hace mucho tiempo- fueron un problema sin solución para el Arse. Y el líder del torneo, cuando decidió acelerar, liquidó. A los quince llegó un centro desde la izquierda cortado por Curado, pero cuyo rebote fue capturado por el chico Maroni, más despierto que Pérez, para meter un remate que fulminó a Santillo.

Luego de ese tanto quedó solamente esperar el final de un encuentro que ya había muerto, que tuvo muchos minutos de sobra. Boca reguló su intensidad, aunque aun así pudo haber marcado algún gol más, mientras que Arsenal fue como pudo a intentar buscar un descuento que nunca llegó, a pesar de que Curado conectó a la red un tiro libre de Wilchez y su gol fue anulado de manera errónea por el juez de línea (Del Yesso). Ni siquiera alguna concesión en el fondo del local permitó al Viaducto elaborar alguna jugada de riesgo para evitar un 0-3 tan rotundo como justo.


No hay mucho más para agregar. La actuación del equipo fue pobrísima, más allá de un plan de partido que –al igual que ante Independiente- se cayó a pedazos en pocos minutos, los jugadores hoy parecieron abrumados por el contexto, con las piernas duras, pero sobre todo no pareciendo entender que tenían la oportunidad de al menos llevarse algo de la Bombonera y no lucharon ni siquiera por vender cara la derrota. Preocupa mucho esta actuación, porque este equipo había mejorado y volvió a caer, pero sobre todo porque se vienen Olimpo y Temperley, dos rivales ante los que la cara del conjunto debe cambiar rotundamente si hay pretensiones de quedarse en Primera. A luz de hoy, mejorar es tan necesario como improbable. Dense cuenta que si no se cambia nos vamos a la B, muchachos, que no se les haga tarde.

Por Juan Sáber
Fotos: Boca, AFA
 

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