El Cielo y el Infierno

En un tremendo partido, Racing le dio vuelta el resultado a Quilmes y lo venció 3-2 en el Centenario. el Cervecero se quedó sin técnico: Renunció Grelak.


Pasaron de un estado a otro en 90 minutos. Primero Quilmes se paseaba ente el canto de ángeles y jugaba mejor que su rival que parecía que tenía azufre en los botines.

Trombetta hizo reventar el travesaño y las trompetas de los querubines presagiaban el primer grito celestial.  Quilmes gnaba el medio y hacía circular la pelota quebrando a Racing y encontrando los espacios para dañarlo.

Fue a los 7, tras un gran centro de Matías Pérez Acuña, un soberbio cabezazo de Federico Andrada ponía 1-0 las cosas.

El local fue por más ante una Academia desconocida que olía a ajenjo, que no le salía nada y que regalaba un penal tras un codazo insólito de Pablo Álvarez que se iba a ir expulsado maldiciendo al cielo.

Andrada a los 43, marcaba el doblete desde los doce pasos y terminaba ese primer tiempo con un 2-0 que era recibido como una bendición por sus hinchas.

Pero en el complemento todo cambio. Racing purgó sus pecados y comenzó a hacer las cosas bien, pese a la desventaja en cantidad de hombres y en el marcador, recuperó la memoria y se llevó por delante a un Quilmes que se tropezó con una nube y empezó a caerse en la oscuridad de su Inframundo.

Gustavo Bou de tiro libre descontaba a los 6. A los 14, La pantera desbordó por izquierda y mando el buscapié que encontro Lautaro Martínez para empatar el trámite ante una defensa poseía que no encontraba las marcas.

La Cerveza parecía condenada a este infierno y Racing volaba con alas de serafines a l ritmo que su arcángel Bou los guiaba.

A esta altura, no sorprendió que a los 40 de los pies de Bou llegará un pase fenómenal por izquierda para el Huevo Acuña que vio que ingresaba Cuadra que metió  a la redonda adentro ante la pasividad defensiva del local.
Fue victoria de racing que supo salir del infierno y tocar el cielo con las manos con 10 hombres pero con un Gustavo Bou que valió por dos. Para Quilmes fue una caída satánica de tener un triunfo celestial a una derrota demoníaca que se llevó pueto a Alfredo Grelak como técnico.

fue un partido así, sin medias tintas, fue estar en el Cielo y en el Infierno en solo 90 minutos.


Texto: El Show del Sur

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