Le pasó un Ciclón en 15 minutos


En un cierre a puro fastidio para el hincha, es difícil saber por dónde empezar a hacer la crítica. Porque el resultado es lo que más termina pesando al ojo popular, pero también hay que quedarse con la actuación que tuvo el equipo. Y si vamos más atrás, la decisión que tomó el entrenador para salir a jugar este partido. Quizás allí esté el nudo de la cuestión en esta nueva derrota que suma Quilmes en el campeonato, ahora a manos de San Lorenzo. Grelak continúa en el cargo.

Desde un primer momento, el QAC se sintió inferior a su rival y fue con un plan muy claro y definido al Nuevo Gasómetro: cuidar el cero en su arco. Por eso, entregó campo y pelota de manera alevosa, se dedicó a tratar de contener los constantes embates de un rival que se mostró criterioso en el traslado pero carente a la hora de la generación de jugadas de peligro.

La postura del Cervecero, como suele suceder en estos casos, es un arma de doble filo. Apostar todo a sistema defensivo que debe ser impecable o al error de los rivales a la definición, generan que ante un gol del adversario, todo se desmorona. Algo que terminó sucediendo en la tarde-noche del Bajo Flores…


A este San Lorenzo más limitado, con sus figuras más salientes que están en pleno proceso de recuperación futbolera, con un técnico cuestionado, con una merma notoria en la capacidad para hacer valer su idea de juego, le costó 75 minutos poder llegar a cristalizar una ventaja que, a esa altura, la merecía mínimamente por insistir, por no claudicar ante un Quilmes tozudo que defendía con uñas y dientes pegado a su área.

A esa altura, los de Grelak ya estaban con diez por una expulsión de Sarulyte que podía haberse evitado, ya que el central jugaba muy expuesto por haber cometido un par de faltas después de haber visto la tarjeta amarilla. Eso confirmó más la tendencia del equipo, hasta que Cerrutti después del centésimo desborde de un jugador del Ciclón, entró solo por el segundo palo y remato cruzado.
Allí el castillo se deshizo como si estuviera construido por naipes. Y encima, no tuvo demasiado tiempo para asimilarlo, porque se adelantó en el campo y dio ventajas, muchas, demasiadas para que Ezequiel Avila definiera con todo el tiempo del mundo. Partido recontra liquidado que tuvo la frutilla del postre en el tanto de Blandi cuando ya ninguno de los dos quería seguir jugando.

Para otro momento quedará el debut en primera de Brandon Obregón o el estreno con la camiseta del QAC para Trombetta. Las miradas están puestas solo en la postura de un entrenador que se mantiene firme en el cargo, convencido por la postura de sus futbolistas y la postura de no tomar decisiones de la dirigencia. Mientras tanto, Quilmes naufraga hacia un final que cada vez se está poniendo más negro.

Fuente: Deportes en Quilmes

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