En zona de vestuarios, Liniers se lamentaba de no haberse llevado los tres puntos. Pensaba que este partido iba a ser un tramite y se encontró con once fieras que se aferraron a los colores y su historia.
Por eso se hizo parejo, duro, friccionado, caliente casi desde los primeros minutos. Ambos han tenido chances de abrir el marcador, pero a ninguno le alcanzo y esta bien el empate.
Al arbitro por momentos se le fue de las manos el partido, muchas amarillas y se olvido de algunas rojas, pero eso ya es anécdota.
Los cambios dieron aire y mantuvieron el nivel de sus compañeros, el frio del clima se contrapuso con lo que pusieron los veintidós en la cancha, y eso dio la tranquilidad de la rebeldía del grupo, esa es la actitud... de fútbol hablaremos en otro momento.
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