RACING

En el clásico del domingo no abundó el fútbol pero, en cambio, lo que sí hubo fue una paridad absoluta de principio a fin que acabó reflejándose en el resultado. Desaciertos de un lado y del otro al instante de generar en el arco contrario fueron la causa de que en el Monumental el partido entre Racing y River, correspondiente a la duodécima fecha del campeonato, finalizara 0 a 0. La Academia, que todavía no perdió fuera de Avellaneda en lo que va del torneo, llegó así a los 21 puntos y ahora pondrá definitivamente la mirada en la revancha frente a Montevideo Wanderers.
Con la cabeza dividida. Los dos equipos salieron a jugar con la voluntad de quedarse con los tres puntos pero con la certeza de que al momento de la verdad se lo iban a cruzar el próximo jueves por la Copa Bridgestone Libertadores. Ambos técnicos, Diego Cocca y Marcelo Gallardo, decidieron preservar a varios titulares pero, pese a los cambios de nombres, buscaron que sus conjuntos impusieran condiciones desde la intensidad en el andar. Mientras que los locales apostaron por avanzar desde el dominio del control y del campo, la visita agazapó dos líneas de cuatro para lastimar con espacios. El regreso de Luciano Lollo a la zaga, acompañado por Yonahan Cabral, fue una fuente de tranquilidad para resistir los intentos iniciales del anfitrión.
Hubo un disparo de Ariel Rojas a los cinco minutos que incomodó a Nelson Ibáñez y que avisó que River iba a utilizar el remate de media distancia para complicar. Sin embargo, la principal vía del dueño de casa para generar peligro fue el balón detenido. Leonardo Pisculichi ejecutó con precisión tres tiros de esquina y produjo zozobras en el área académica: Germán Pezzella y Gabriel Mercado ganaron por arriba con cierta facilidad pero no pudieron colocar la pelota en la red. Fueron escasas las respuestas de Racing porque, al no haber mucha elaboración en el mediocampo, Brian Fernández –el más movedizo- y Facundo Castro –inteligente para jugar de espaldas- recibieron en condiciones desfavorables. Uno y otro consiguieron probar a Marcelo Barovero en un par de ocasiones, aunque sin lograr que el arquero se revolcara en el césped. Justo antes de la media hora, Marcos Acuña reemplazó a Pablo Alvarado y el equipo se reacomodó desde lo táctico. El descanso llegó sin que las emociones llegaran.
Ninguno cambió la propuesta para el complemento. River se adelantó más todavía en el terreno pero no construyó maniobras profundas con facilidad. La posibilidad más nítida fue un remate desde el borde del área que Ibáñez atajó dando rebote. Lollo, a toda velocidad, apareció justo para rechazar antes de que Fernando Cavenaghi empujara al gol. Cocca buscó sostener la dinámica entre los volantes e hizo entrar a Ezequiel Videla en lugar de Facundo Castillón. El desarrollo se emparejó porque la Academia interrumpió bastante más que antes el circuito ajeno. La última variante fue el ingreso de Gustavo Bou por Castro para tener más desequilibrio en los metros finales de la cancha.
Mientras los locales empujaban y empujaban, la figura de Lollo asomó una y otra vez para sacar todo lo que pasó cerca. Por arriba y por abajo, el central devolvió los envíos que cayeron por su zona. Cabral aportó lo suyo también. En el contexto de un encuentro sin mucho vuelo, la solidez defensiva fue uno de los principales argumentos para evitar sufrimientos importantes. Con paciencia para esperar, la Academia no descartó el contragolpe y trató de acertar con los huecos que surgían a la espalda de Guido Rodríguez. Pero, casi siempre exigidos, los atacantes no pudieron terminar de manera correcta las insinuaciones producidas. Así, con algún susto sobre el final, Racing se aseguró sumar de nuevo y sigue sin conocer la derrota fuera del Cilindro.

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