RACING

Para ganar es tan importante generar ocasiones como convertirlas. Y Racing, que suele mostrar recursos para resolver ambas situaciones, esta vez falló delante del arco contrario y debió volverse de Asunción con las manos vacías. Mejor que su oponente en casi todos los aspectos del juego, la Academia no aprovechó las oportunidades que construyó y terminó perdiendo injustamente el encuentro por la quinta fecha de la Copa Bridgestone Libertadores. Fue por 2 a 0 ante Guaraní, lo que obliga a esperar al último compromiso de esta fase para garantizar la clasificación a la siguiente etapa.
Con la soltura del que sabe qué es lo que está haciendo. Así salió a jugar Racing. Ordenado e intenso, con las ideas claras, sin caer en desesperaciones absurdas. Aunque con algunas leves dificultades a la hora de interrumpir el circuito de tenencia local, el conjunto de Diego Cocca no padeció el encuentro en el arranque. Hubo un disparo desde el borde del área de Fernando Fernández a los cuatro minutos que Sebastián Saja despejó al córner sin mayores dificultades. Alguno podría haber supuesto que el susto sería el inicio de un asedio continuo de parte del anfitrión pero no fue eso lo que sucedió. Para nada. Con Ezequiel Videla como estandarte para desplegarse por todo el terreno, con los cuatro defensores ofreciendo certezas en cada circunstancia, el ímpetu de Guaraní se fue diluyendo ante la incapacidad de incomodar al arquero académico. De hecho, recién volvió a patear a los 42 a través de un zurdazo de Julián Benítez.
Tuvo paciencia la Academia para manejar el desarrollo. Cada vez que pudo, movió a lo ancho para hacer amplia y segura la circulación. Washington Camacho, por izquierda, fue la carta para desequilibrar en el pie a pie y Facundo Castillón, por derecha, lanzó diagonales punzantes de afuera hacia adentro. Uno de esos piques se transformó en la mejor oportunidad de Racing en la primera etapa: luego de ganarle la posición a su marcador, enganchó para su pierna menos hábil y remató sin potencia. Alfredo Aguilar capturó sin dar rebote y la chance de romper el cero se evaporó. La visita no generó más acciones de riesgo antes del descanso porque su dupla de ataque, siempre determinante para enfocar la meta ajena, no encontró la precisión que exigía la coyuntura.
El plan de la Academia se sostuvo en el complemento. Hubo confianza a esperar la ocasión de lastimar y hubo solidez cuando Guaraní amagó con recuperar el envión. Diego Cocca quiso conseguir aceleración en los metros finales de la cancha y lo puso a Brian Fernández en lugar de Gustavo Bou. Enseguida, en un contragolpe muy veloz, el delantero contó con una posibilidad bárbara para convertir. Su definición, con la cara interior del pie derecho, no fue efectiva. Además, Marcos Acuña reemplazó a Castillón, agotado de tanto ir y venir contra la banda. Todo parecía bajo control hasta que una maniobra aislada sorprendió a todos y puso en ventaja al dueño de casa: a los 66, Federico Santander, que había ingresado recién, se impuso en la carrera entre los centrales y anotó ante la salida de Saja.
Racing debía recomponerse del golpe. Oscar Romero entró por Pablo Alvarado para intentar tener más claridad en la elaboración y se ubicó libre, por delante de Videla. Empujaron los de celeste y blanco. Primero, Fernández desbordó por izquierda, envió un centro atrás y Acuña no alcanzó a tocar a la red; después, Nicolás Sánchez cabeceó dos veces en el área rival; y, más tarde, Diego Milito no pudo convertir un buscapié de Camacho. A la Academia le faltaba contundencia y a al cuadro paraguayo daba la sensación de sobrarle: a los 35, Marcelo Palau probó de media distancia y estampó el segundo en otra jugada fuera de contexto. Aunque sin merecerlo, aunque siendo superior a su adversario, Racing se fue del Defensores del Chaco con la desazón encima. Ya mismo habrá que ponerse a pensar en lograr el pasaje a los octavos de final frente a Deportivo Táchira en el Cilindro.


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