RACING

Racing tuvo el debut soñado en la Copa Bridgestone Libertadores y, en el Polideportivo Pueblo Nuevo, derrotó por 5 a 0 a Deportivo Táchira. Gustavo Bou, en tres ocasiones, Luciano Lollo y Diego Milito convirtieron para la Academia, que picó en punta en el Grupo 8.
Ni el más optimista de los optimistas imaginó en la previa que la noche del martes sería una noche para no olvidarse jamás en la vida. Ni el más optimista de los optimistas creyó de antemano que el rendimiento de Racing en el Polideportivo Pueblo Nuevo sería tan brillante que le permitiría hilvanar una goleada sensacional. Ni el más optimista de los optimistas supuso que la Academia debutaría en la Copa Bridgestone Libertadores ganándole por 5 a 0 al Deportivo Táchira. Pero pasó lo que pasó y hasta el más incrédulo de los incrédulos encontró razones para ponerse a soñar.
No hubo manera de frenar el ritmo en el arranque. Quizás por la tensión, quizás por la ansiedad, pero lo cierto es que, al menos de entrada, se jugó palo y palo. Una diagonal de Washington Camacho fue el aviso inicial de que había espacios para lastimar si el equipo de Diego Cocca se lo proponía. Sin embargo, la respuesta del conjunto local no tardó en llegar y, a los cinco, tras un córner corto, la pelota salió pegada al poste derecho de un Sebastián Saja que no alcanzó a intervenir. Después del sacudón, Racing comenzó a pensar un partido en el que iba a contar con oportunidades. Dos líneas de cuatro bien definidas y -otra vez- las posibilidades depositadas en lo que pudieran hacer los dos delanteros. Diego Milito y Gustavo Bou, a esta altura una sociedad con movimientos de memoria, se ocuparon de dejar clarito en los primeros minutos que se iban a salir con la suya. Solamente era cuestión de tiempo.
Antes del cuarto de hora, Luciano Aued presionó bien arriba, recuperó y mandó el centro. Milito aguantó la carga de su marcador y liberó el hueco para la entrada de Bou. El tremendo remate reventó el palo derecho de Alan Liebeskind y atragantó el grito. Estaba mejor la Academia, que tenía en Camacho una buena carta para agilizar las transiciones por izquierda. Además, de mitad de campo hacia atrás, la estructura estaba bien parada y únicamente sufría con algunos de los reiterados envíos aéreos de los venezolanos. Está dicho: solamente era cuestión de tiempo. Sí, de poco tiempo: a los 20, luego de una infracción que recibió contra un costado, Bou tiró un buscapié con destino de arco y Luciano Lollo, con el taco, llegó a desviar para estampar el primero. La tranquilidad empezaba a asomar para un equipo que acumulaba méritos.
A partir de ahí, lo esperable. Deportivo Táchira intentó asumir el control de la pelota y, aunque sin mucha profundidad, se adelantó en el terreno. Yohandry Orozco, recostado contra las bandas, fue el que generó más peligro a través de sus centros. Pablo Olivera tuvo la más nítida para el dueño de casa con un cabezazo que pasó cerca. Pero la contundencia en San Cristóbal era celeste y blanca porque la superioridad en el desarrollo vestía los mismos colores: a los 39, una pared brillante entre Milito y Bou le permitió a Bou convertir el segundo con un disparo bárbaro que se clavó en el ángulo superior derecho. Ahora sí las cosas parecían encaminarse definitivamente.
Saja apareció en el arranque del complemento para aplacar el ánimo de los locales. Y lo demás lo hicieron los hombres del ataque. A los siete, el arquero buscó largo, Bou controló y sacó una mediavuelta maravillosa que entró limpita en un rincón inalcanzable para Liebeskind. La ráfaga de belleza y de eficacia se extendió y, tres minutos más tarde, el propio Bou armó una maniobra fantástica para dejarlo a Milito de cara al gol. El capitán, con la jerarquía de siempre, tocó a la red para darle forma de goleada al triunfo. Pero iba a haber más en un encuentro de ensueño porque, a los 23, en un contragolpe fulminante comandado por Camacho, Bou apareció por el centro del área chica, recibió de Milito y supo marcar desde el piso.
Cocca quiso cuidar a sus piezas y mandó a la cancha a Nicolás Sánchez, a Oscar Romero y a Brian Fernández. Salieron Yonathan Cabral, Acuña y Bou, la figura indiscutida del duelo. Sin zozobras, con un penal para el rival que se fue arriba del travesaño, con el monopolio de la tenencia del balón, Racing se floreó en una actuación que no se borrará fácilmente de la memoria de los hinchas. El primer paso se dio con éxito, con goles y a lo grande. Habrá que disfrutar y ponerse a preparar la próxima cita.

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