QUILMES

Quilmes perdió como visitante 3 a 0 ante Gimnasia y Esgrima La Plata, en el partido que abrió la decimoctava y penúltima fecha del Campeonato 2014 de Primera División. El equipo dirigido por Pablo Quattrocchi dio un paso atrás respecto de sus últimas actuaciones, y si bien jugó una primera mitad que fue pareja, en la segunda mostró una imagen muy pobre. Sin ideas, juego, solidez ni concentración, el local lo derrotó casi sin despeinarse, aprovechando cada una de las desatenciones del Cervecero. Cuarta caída consecutiva y el peor momento en el certamen.
Después de tres derrotas seguidas, se esperaba que, ante un rival que tenía un tranco irregular como Gimnasia y Esgrima La Plata, Quilmes pudiera cortar la malaria y sumara, de a tres o de a uno. Ni una cosa ni la otra. El Cervecero jugó el peor de los últimos cuatro partidos y cayó sin discusiones y de manera contundente ante un rival que casi ni se despeinó. De entrada, Gimnasia tomaba la iniciativa pero sin generar demasiado peligro. Quilmes no lograba avanzar por las bandas, iba más por el centro con Jonathan Zacaría pero faltaba conexión adelante con Nicolás Cabrera y Gonzalo Klusener. El local iba con centros, pero salvo por algún que otro cabezazo débil, no inquietaba. De hecho, la primera de real peligro fue de Quilmes, a los 27. Cabrera se escapó por la derecha, enganchó para adentro, remató y tapó abajo el arquero Fernando Monetti. Pero a los 35 llegó Gimnasia, y fue gol. Desborde por la izquierda de Javier Mendoza que se la llevó de rebote luego de que Brian Cucco lo trabó abajo, centro atrás, dudó en la salida Walter Benítez y definió abajo del arco Pablo Vegetti para el 1 a 0. El local ganaba en su primer avance claro y obligaba al Cervecero a arriesgar más. Pero cuando iba, la perdía y Gimnasia encontraba espacio para aumentar. Tuvo una sola Emiliano Carrasco con un remate por arriba pero no hubo nada más. La primera etapa se fue con un triunfo inmerecido para la visita, por llegadas y manejo, aunque tampoco El Cervecero merecía la victoria. Hasta ahí, el empate era lo más justo.
Un concierto de errores
En la segunda etapa, Quilmes salió a la cancha con Miguel Montaño en lugar de Emiliano Carrasco, buscando mayor llegada por la izquierda. Sin embargo, al minuto llegó el local, con una definición en el área de Maximiliano Meza, y la pelota se fue cerca. Y a los 4, Gimnasia hizo el segundo. Tiro libre rápido de Lucas Litch en la izquierda con todos dormidos, centro rápido por bajo de Jorge Rojas, el propio Litch le dio mordido y de nuevo Vegetti, de taco, la terminó empujando casi en el área chica para anotar el 2 a 0. Aprovechando de nuevo errores de Quilmes, Gimnasia aumentaba. A los 15 entró Franco Cáseres por Cabrera, buscando más desequilibrio, y a los 21, Adrián Fernández lo hizo por Nicolás López. Quilmes iba con mucha gente en ataque pero sin precisión, y el local, tranquilo por la ventaja, manejaba la pelota aprovechando los espacios. Y así, de contra se escapó Javier Mendoza, lo bajó Alan Alegre en el área y el juez cobró penal. Remató Lucas Litch y a los 37 puso el 3 a 0. En los minutos finales Quilmes fue sólo por el honor, pero sin ninguna idea ni claridad. El partido estaba definido hacía rato, y luego de algunos minutos sin emociones, el juez se apiadó del Cervecero y lo terminó.
El peor cierre fuera de casa
La derrota terminó siendo justa. Quizás la diferencia de tres goles fue algo exagerada para un Gimnasia que no tuvo demasiada situaciones, pero sí el domino por momentos, la claridad y la efectividad. El Cervecero, luego de un primer tiempo parejo en el que perdía por un quedo defensivo, salió en la segunda etapa distraído, y así le hicieron el segundo. Después, todo fue desorden, intenciones sin claridad, acumulación de delanteros pero sin generar ni una sola jugada de peligro, y Gimnasia, con espacios y la tranquilidad de la ventaja, aumentó y liquidó la historia. Una derrota dura en el último partido de visitante en el torneo, condición en la que Quilmes no ganó nunca en todo el campeonato. Una tarde para el olvido de un equipo que esta vez no dejó absolutamente nada para destacar

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